El 2024 ha traído consigo un panorama alarmante para los proveedores de componentes de automoción en Europa. Las inversiones en electrificación se han desplomado hasta los 5.640 millones de euros, el nivel más bajo desde 2019, según datos de CLEPA, la asociación europea de proveedores de automoción. Este retroceso supone un duro golpe para la industria, que había alcanzado su punto álgido en 2022 con 18.150 millones de euros en inversiones.
Una tormenta perfecta para el sector
El sector automovilístico europeo enfrenta una combinación de factores adversos que han puesto en jaque su capacidad de inversión. Entre los principales obstáculos destacan:
Altos costes energéticos, que afectan la rentabilidad de los proveedores.
Acceso limitado a materias primas, lo que encarece la producción de componentes eléctricos.
Presión regulatoria, que genera incertidumbre y retrasa decisiones de inversión.
Estos factores han llevado a que un 65% de los proveedores tenga márgenes de beneficio por debajo del 5%, un umbral crítico para sostener inversiones en nuevas tecnologías. Además, la crisis se ha traducido en 54.000 despidos en la industria solo en 2024, una cifra superior a las pérdidas de empleo combinadas durante la pandemia.
Un freno a la producción de eléctricos en Europa
El freno a la inversión ha tenido un impacto directo en la producción de vehículos eléctricos en Europa. En 2024, estos representaron solo el 20% del total de vehículos fabricados en la región, una cifra muy por debajo de las expectativas iniciales. Como consecuencia, las previsiones de producción para 2025-2030 han sido revisadas a la baja, con una reducción estimada de hasta seis millones de unidades.
Mientras tanto, regiones como China y América del Norte continúan ganando ventaja competitiva, gracias a menores costes energéticos y regulaciones más favorables. En Europa, al menos ocho proyectos de baterías eléctricas han sido cancelados o aplazados durante 2024, lo que agrava aún más la brecha tecnológica con otras regiones.
Medidas urgentes para salvar la competitividad europea
Benjamin Krieger, secretario general de CLEPA, ha enfatizado la necesidad de un enfoque más estratégico para desbloquear el potencial de innovación en movilidad. Entre las medidas urgentes que demanda el sector se incluyen:
Acceso a financiación para sostener el desarrollo de nuevas tecnologías.
Apoyo gubernamental a la inversión en electrificación y digitalización.
Regulación tecnológicamente neutral, que no limite la competitividad de la industria europea frente a sus rivales globales.
Perspectivas para 2025: ¿una luz al final del túnel?
A pesar del contexto desafiante, se espera una ligera recuperación en 2025. Las previsiones apuntan a que los vehículos eléctricos, incluidos los híbridos enchufables, podrían representar hasta el 27% de la producción total en Europa. Sin embargo, sin políticas comerciales equilibradas y estímulos adecuados, la región podría perder su liderazgo en innovación y sostenibilidad automotriz.
El sector de los proveedores de automoción en Europa se encuentra en un punto de inflexión. Sin un compromiso firme de los responsables políticos para abordar los desafíos estructurales y fomentar un entorno favorable a la inversión, la competitividad y el liderazgo europeo en tecnologías automotrices estarán en riesgo.