miércoles, 9 de julio de 2025

Francia da marcha atrás: elimina las zonas de bajas emisiones y desata la polémica en Europa

Francia ha decidido aprobar en el parlamento las zonas de bajas emisiones (ZFE), una medida que había sido un pilar en la estrategia para reducir la contaminación en las ciudades. Este cambio de rumbo ha captado la atención de toda Europa y ha reabierto el debate sobre cómo equilibrar la movilidad, la equidad social y la protección del medioambiente.

¿Por qué se eliminan las ZFE?

Para muchos ciudadanos, especialmente aquellos con vehículos antiguos, las ZFE suponían una carga económica y una limitación de movilidad. Los defensores de la eliminación argumentan que estas zonas penalizaban a las familias con menos recursos, ya que renovar el coche para cumplir con la normativa era inasumible para muchos bolsillos.

Organizaciones como 40 millions d’Automobilistes, uno de los colectivos más críticos con esta política, celebran la medida como un alivio para millones de conductores. Para ellos, la restricción beneficiaba a quienes podían permitirse coches nuevos, creando una desigualdad que golpeaba a la clase media y baja.

El lado oscuro: ¿un retroceso para la calidad del aire?

Pero no todos están de acuerdo. Expertos en salud y medioambiente alertan de un posible aumento de la contaminación en zonas urbanas, algo que choca frontalmente con los compromisos de Francia en materia de sostenibilidad y lucha contra el cambio climático. La reintroducción de vehículos más contaminantes podría revertir años de esfuerzos para mejorar la calidad del aire.

Una decisión que pone en jaque a Europa

La decisión francesa marca un precedente que podría influir en otros países de la Unión Europea, donde las zonas de bajas emisiones ganan terreno como herramienta clave para reducir gases contaminantes y fomentar la movilidad sostenible.

Este cambio de estrategia se produce en el contexto de la nueva ley de simplificación de la vida económica impulsada por el gobierno francés, resultado de una comisión especial que buscaba aliviar la presión regulatoria sobre la ciudadanía.

¿Qué podemos esperar ahora?

Queda por ver cómo Francia compensará la retirada de las ZFE con otras políticas que garanticen la protección de la salud pública y el cumplimiento de sus objetivos climáticos. El equilibrio entre libertad de movimiento y protección ambiental se convierte, una vez más, en el gran desafío de la movilidad del futuro.

Mientras tanto, Europa observa con atención, preguntándose si esta decisión será el inicio de un efecto dominó o una excepción dentro de un continente que apuesta cada vez más por la descarbonización del transporte.