La compraventa de vehículos de segunda mano en Europa está a punto de experimentar un giro importante. A partir de 2026, vender un coche usado será mucho más difícil debido a la nueva normativa europea sobre Vehículos al Final de su Vida Útil (VFU). La Unión Europea busca frenar los riesgos medioambientales y mejorar el control sobre los coches que han dejado de ser seguros o útiles para la circulación. Esto tendrá un impacto directo en vendedores, compradores y en el propio mercado de ocasión.
Un problema creciente con los vehículos fuera de uso
Europa se enfrenta a un reto ambiental y logístico de gran escala. Cada año, aumenta el número de vehículos que llegan al final de su vida útil, acumulando residuos peligrosos como aceites, baterías, líquidos contaminantes o plásticos complejos de reciclar.
Pero el verdadero problema no radica solo en el volumen, sino en el destino final de estos coches. Muchos no llegan a centros de tratamiento autorizados, sino que son exportados ilegalmente o desaparecen en canales paralelos, escapando al control ambiental y fiscal.
Europa toma cartas en el asunto
Este contexto ha llevado a la Comisión Europea a impulsar una revisión profunda del Reglamento sobre Vehículos al Final de su Vida Útil, con el objetivo de garantizar un proceso más transparente, eficiente y sostenible.
El 17 de junio de 2025, los ministros de Medio Ambiente de los países miembros acordaron una posición común en el Consejo de la UE para avanzar con la reforma. Días antes, el 13 de junio, la Comisión había presentado un borrador de la normativa, aún en fase de evaluación.
La intención final es clara: retirar progresivamente todos los coches viejos del mercado europeo, una medida que impactará de lleno en el negocio de los coches usados y su exportación fuera del continente.
Certificado obligatorio: el nuevo requisito para vender un coche usado
La novedad más importante que traerá esta reforma es la exigencia de un certificado que acredite que el coche no ha llegado al final de su vida útil. Este documento deberá ser expedido por la ITV o un técnico autorizado independiente, y será obligatorio incluirlo en el contrato de compraventa.
Esto afectará tanto a ventas nacionales como a exportaciones. Si no se presenta el certificado, el vehículo podrá ser retenido en la aduana y no podrá volver a matricularse en otro país.
¿Y las ventas entre particulares?
Actualmente, las ventas entre ciudadanos particulares no están sujetas a esta exigencia. Sin embargo, la Comisión estudia extender la obligación a estas operaciones, salvo en aquellos casos en que:
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No se utilicen plataformas digitales.
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No exista ánimo de lucro entre comprador y vendedor.
De no cumplirse esas condiciones, incluso el mercado informal se verá afectado.
Más control… y más costes
Con esta medida, Bruselas quiere evitar que circulen vehículos inseguros, contaminantes o sin trazabilidad, y proteger así tanto al medio ambiente como al comprador.
Sin embargo, también hay consecuencias económicas:
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Los vendedores deberán asumir el coste del certificado.
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El proceso de venta será más lento y burocrático.
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El precio final de los coches usados podría aumentar, debido a los nuevos trámites y exigencias.
Un nuevo escenario para el mercado de ocasión
En definitiva, 2026 marcará un antes y un después en la venta de coches usados en Europa. La normativa persigue un fin legítimo: poner coto a los abusos, evitar exportaciones fraudulentas y reducir el impacto ambiental de los vehículos antiguos. Pero lo hace con un endurecimiento claro de las condiciones de venta, lo que obligará a vendedores, talleres, plataformas y particulares a adaptarse rápidamente.
Para quienes estén pensando en vender su coche en los próximos meses, puede que 2025 sea el mejor momento para hacerlo, antes de que el nuevo reglamento entre en vigor y complique aún más el proceso.