viernes, 26 de mayo de 2017

La próxima generación de Volvo podría no tener vehículos diésel

La próxima generación de Volvo podría no tener vehículos diésel
Que el diésel no vive su mejor momento es algo ya sabido en el sector. El escándalo Volkswagen no ha hecho sino dar mayor empuje a las ya cada vez más estrictas regulaciones sobre las emisiones de gases contaminantes, y a la persecución que este tipo de motorización está viviendo, principalmente, desde las capitales europeas más importantes.

En este sentido, el CEO de Volvo, Hakan Samuelsson, ha asegurado recientemente al periódico alemán 'Frankfurter Allgemeine Zeitung', que la marca dejará de fabricar motores diésel debido al alto coste que supone seguir investigando y desarrollando tecnologías suficientes para cumplir con la reducción de óxidos de nitrógeno.

Aunque posteriormente matizó sus declaraciones asegurando que sus motores Drive-E, lanzados a finales de 2013, aún tendrán recorrido en los próximos años, lo cierto es que estas declaraciones ponen de relieve la intención del fabricante sueco de no continuar desarrollando propulsores diésel una vez que acabe la vida comercial de los Drive-E.

Según la marca, esto no ocurrirá hasta dentro de unos seis años. Hasta entonces, el fabricante seguirá desarrollando y produciendo motores diésel, si bien una vez acabe el ciclo comercial de los Drive-E, Volvo abandonará los diésel para centrarse en la hibridación de gasolina y los coches eléctricos.

En circulación real, según la Unión Europea, los coches que cumplen la normativa Euro 6 emiten entre cuatro y cinco veces más (alrededor del +400%) óxidos de nitrógeno (NOx) de lo que se mide en el laboratorio. Estos gases son, recordemos, los que Volkswagen intentó camuflar a la hora de la homologación.

La familia de motores modulares Drive-E, dos bloques de cuatro cilindros y dos litros de cubicaje que actualmente copan la gama de la marca sueca, con potencias de entre 180 y 306 CV, nació ya con la idea de acoplarse a sistemas de propulsión híbridos. Desde su nacimiento, estaban destinados a la reducción de emisiones en la gama de Volvo. Y es que las normativas anticontaminación son (y serán) cada vez más estrictas.

A este plan de ir dejando de lado poco a poco los motores diésel hay que sumar el hecho de que la inversión en motorizaciones híbridas y eléctricas irá creciendo paulatinamente a lo largo de los próximos años —el primer modelo de Volvo completamente eléctrico se pondrá a la venta en 2019—.

Los alcaldes de París, Atenas y Madrid quieren que el diésel salga de sus ciudades en 2025. El centro de Londres introducirá este año una “tasa de toxicidad” para los vehículos antiguos. Eso está afectando a la demanda: en abril, las ventas de vehículos diésel en Alemania cayeron un quinto. En 2018, representarán solo el 42% de los nuevos automóviles en Europa occidental, según calcula la consultora LMC Automotive, en comparación con el 52% de 2015.

En España, la cuota de mercado de los vehículos diésel matriculados entre enero y abril es del 51%, si bien en marzo y el mes pasado este porcentaje se situó por debajo del 50% (49,9%), muy lejos del 70,4% que marcaban hace poco más de tres años, en enero de 2014.