lunes, 22 de diciembre de 2025

2025, el año en que la rentabilidad se resquebraja: los fabricantes globales caen al 5,5% en plena metamorfosis del sector

La fotografía de la industria del automóvil en 2025 no deja lugar a dudas: la rentabilidad se erosiona a un ritmo inesperado, incluso para los analistas más prudentes. Según el último informe del Center of Automotive Management (CAM), dirigido por Stefan Bratzel, el margen EBIT medio de los fabricantes se desploma hasta el 5,5%, muy por debajo del 7,8% registrado un año antes. Paralelamente, los beneficios operativos globales se hunden un 29%, evidenciando la presión que ejerce la transformación tecnológica sobre los resultados.

Este deterioro se produce a pesar de que los ingresos se mantienen estables o incluso crecen ligeramente, lo que subraya la magnitud del impacto derivado de los nuevos desarrollos industriales. La electrificación, el avance del vehículo definido por software y la inversión en plataformas de conducción autónoma se han convertido en una carga estructural para unas marcas que, además, compiten en un contexto de incertidumbre económica y tensiones geopolíticas.

Un retroceso generalizado: Toyota resiste, Mercedes y Tesla se hunden

El informe del CAM deja clara una tendencia: casi todos pierden margen, aunque en grados distintos.

Mercedes-Benz Group pasa del 9,7% al 4,4%, la caída más pronunciada del panel.
Tesla cae hasta el 4,2%, golpeada por los descuentos y el aumento de sus costes de producción.
General Motors retrocede al 4,7%, mientras Volkswagen Group, BMW y BYD también ven deteriorada su rentabilidad.
Ford mejora ligeramente, del 2,9% al 4,4%, aunque sigue lejos de la media.
Toyota se mantiene líder mundial con un 8,4%, mostrando una estabilidad excepcional en un año convulso.

El beneficio por vehículo cae un 34%: cifras que preocupan al sector

Uno de los datos más contundentes del estudio es la caída del beneficio por unidad:
de 3.358 a 2.218 euros, lo que supone un descenso del 34%.

Los casos más significativos son:

  • BMW continúa siendo el fabricante con mayor beneficio por unidad (4.500 euros), aunque también registra retrocesos.

  • Mercedes-Benz se desploma un 55%, hasta rondar los 3.200 euros por vehículo.

  • Volkswagen Group cae hasta los 819 euros, un 58% menos, convirtiéndose en el registro más bajo del panel.

  • En Estados Unidos, Tesla y GM reducen su beneficio por coche un 45% y un 47%, respectivamente.

  • BYD, aun con un fuerte crecimiento comercial, baja hasta unos 1.103 euros por unidad.

En términos de volumen, Toyota encabeza de nuevo las ventas con 7,1 millones de unidades, seguida de Volkswagen Group (6,6 millones). Hyundai, GM y Ford se sitúan entre los 3,3 y los 4,6 millones, mientras BYD confirma su escalada global con 3,3 millones de vehículos comercializados.

Una industria atrapada entre la inversión masiva y la incertidumbre

El análisis de Bratzel apunta a un escenario de “transformación profunda en un entorno de alta incertidumbre”, condicionado tanto por factores externos —desaceleración económica, tensiones geopolíticas— como internos:
costes de electrificación disparados, desarrollo intensivo de software y presión competitiva de nuevos actores eléctricos.

Según el CAM, solo los fabricantes capaces de equilibrar tres ejes críticos podrán mantener su posición en los próximos años:

  • Eficiencia operativa real

  • Flexibilidad en costes

  • Inversión sostenida en tecnología (electrificación, software, automatización)

Asimismo, las alianzas industriales ganarán relevancia, ya que muchos grupos no pueden asumir solos los niveles de inversión que exige el nuevo paradigma.

Impacto en España: más presión para fabricantes… y más oportunidades para la posventa

Para el ecosistema español de concesionarios y talleres, estas conclusiones no son ajenas. La caída de márgenes a nivel global empuja a los fabricantes a:

  • acelerar la renovación de gamas,

  • optimizar estructuras,

  • y revisar estrategias de comercialización.

A la vez, el estudio anticipa un crecimiento continuado de la demanda de servicios posventa especializados, especialmente en áreas como electrificación, baterías, software embarcado y nuevas arquitecturas electrónicas. En este contexto, la capilaridad y el conocimiento local de las redes de distribución españolas se convierten en una ventaja estratégica clave para mantener la competitividad.