Durante décadas, el sector del automóvil ha aspirado a una cadena de valor integrada y global, con plataformas comunes, interoperabilidad técnica y flujos comerciales abiertos. Sin embargo, esa visión está desapareciendo. Según el informe Global Automotive Supplier Study 2025 de Roland Berger, el sector entra en una nueva etapa marcada por la fragmentación estructural en tres grandes bloques regionales: China, Estados Unidos y Europa.
Esta desalineación normativa, tecnológica y comercial afecta ya a las decisiones de inversión, desarrollo e innovación, generando una profunda transformación en la cadena de suministro global.
Tres bloques, tres estrategias industriales
El estudio identifica estrategias regulatorias y tecnológicas cada vez más incompatibles entre sí, lo que obliga a fabricantes y proveedores a adaptarse a entornos regionales muy distintos.
🇨🇳 China: subsidios, autonomía tecnológica y liderazgo en baterías
China ha consolidado un ecosistema propio, cerrado y autosuficiente. Entre sus claves:
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Fuertes subsidios estatales para fomentar el vehículo eléctrico.
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Liderazgo en baterías y materias primas críticas.
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Normativas técnicas propias, como el estándar GB/T para carga.
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Apuesta decidida por los vehículos definidos por software (SDV).
🇺🇸 Estados Unidos: proteccionismo tecnológico y fiscal
Estados Unidos ha apostado por un enfoque más selectivo y geopolíticamente restrictivo:
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Incentivos fiscales del IRA (Inflation Reduction Act).
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Requisitos de origen local para baterías y componentes clave.
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Restricciones a software y hardware chinos, especialmente en vehículos conectados y autónomos.
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Consolidación del estándar de carga NACS de Tesla.
🇪🇺 Europa: regulación ambiental sin política industrial efectiva
Europa mantiene una estrategia basada en la regulación medioambiental, pero con debilidades industriales:
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Objetivos ambiciosos de reducción de emisiones (Euro 7, GSR II, AFIR).
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Falta de coordinación en política industrial y dependencia de terceros en materias primas.
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Inversiones más lentas y fragmentadas frente a sus competidores.
Consecuencias para proveedores: costes, plazos y rigidez estructural
Una de las principales advertencias del informe es que esta fragmentación normativa y técnica puede:
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Duplicar los costes de desarrollo y homologación.
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Retrasar los lanzamientos de nuevos modelos.
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Obligar a crear productos diferentes para cada región, con cadenas de suministro redundantes y localizadas.
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Dificultar la escalabilidad global, afectando especialmente a proveedores medianos que no pueden mantener plataformas paralelas.
Innovación, inversión y cooperación, en jaque
La fragmentación también podría tener un impacto negativo en los flujos de capital, la innovación compartida y las alianzas estratégicas:
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Riesgo de que iniciativas globales como Android Automotive o servicios en la nube queden limitadas a nivel regional.
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Mayor dificultad para establecer joint ventures, estándares comunes o consorcios de software.
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Aumento de la inseguridad jurídica y geopolítica para fabricantes y proveedores.
Soluciones propuestas: modularidad, localización y resiliencia
Roland Berger lanza un mensaje claro: el sector debe prepararse para esta nueva realidad con resiliencia estratégica. Algunas de las recomendaciones clave del informe son:
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Arquitecturas técnicas modulares, que faciliten la adaptación a múltiples estándares con componentes reutilizables.
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Doble localización industrial para reducir riesgos logísticos y políticos.
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Refuerzo de los equipos de compliance tecnológico, ciberseguridad e inteligencia geoeconómica como funciones clave en los comités de dirección de los proveedores Tier-1 y Tier-2.
Un nuevo tablero global: más incierto y menos colaborativo
La fragmentación del sector del automóvil en bloques regionales marca un cambio profundo en la forma de diseñar, fabricar y comercializar vehículos. La desglobalización tecnológica ya no es una hipótesis, sino una realidad con implicaciones estructurales para todos los actores del ecosistema. Navegar en este nuevo escenario exigirá visión estratégica, adaptación normativa y, sobre todo, una capacidad renovada de innovar bajo condiciones dispares.