miércoles, 24 de septiembre de 2025

Coches viejos, vidas en riesgo: la otra factura de un parque automovilístico envejecido

El parque automovilístico español se asienta en los 14,2 años de media, una cifra que en comunidades como Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura o Galicia supera ya los 15,4 años. En esas carreteras donde aún circulan coches de hace dos décadas, la modernidad tecnológica brilla por su ausencia.

No se trata solo de emisiones: la antigüedad del vehículo marca la diferencia entre salir ileso o no de un accidente. La DGT recuerda que los coches implicados en siniestros mortales suelen tener más de 13 años, un dato que convierte a la edad en un factor de riesgo tangible.

Cuando falta lo esencial

Mientras en las ciudades los SUV híbridos lucen faros LED y asistentes inteligentes, en buena parte de España siguen en circulación vehículos sin los sistemas más básicos:

  • Control de estabilidad (ESP)

  • Frenada autónoma de emergencia (AEB)

  • Aviso de colisión frontal

  • Detección de fatiga del conductor

  • Recordatorio de cinturón en plazas traseras

El Road Safety Report 2025” de DEKRA advierte: los coches antiguos tienen hasta un 60 % más de probabilidad de accidente en colisiones frontales y duplican la letalidad en atropellos. Y lo más alarmante: seis de cada diez fallecidos vulnerables —peatones, ciclistas, motoristas— mueren en contextos donde circulan vehículos envejecidos.

Una renovación que nunca despega

España acumula más de una década sin un plan sostenido para rejuvenecer su parque automovilístico. Los programas de ayudas han sido intermitentes, casi siempre centrados en criterios medioambientales, pero sin afrontar el problema de fondo: los coches viejos son inseguros.

El Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC) alerta: los países con una edad media superior a los 12 años no podrán alcanzar el objetivo de reducir un 50 % las víctimas viales en 2030.

Concesionarios, aliados invisibles

En la España rural, el concesionario es mucho más que un punto de venta: es el primer contacto entre la innovación tecnológica y el ciudadano. Sin embargo, sin políticas que impulsen la compra de vehículos nuevos o seminuevos, la elección sigue siendo el usado de 3.000 euros que apenas cumple lo justo para arrancar.

Seguridad olvidada en el debate verde

Mientras la conversación pública se centra en la electrificación, la fiscalidad o la transición ecológica, la seguridad vial queda relegada. Pero la evidencia es clara: un coche moderno salva vidas sin exigir cambios de hábitos ni renuncias en autonomía.

La clave está en llevar esa tecnología a más conductores. Para lograrlo, hace falta voluntad política, inversión sostenida y un discurso nuevo: uno que coloque la seguridad en el centro y que recuerde que la movilidad del futuro empieza por jubilar lo que ya no protege en el presente.