Durante años se ha repetido que los coches eléctricos, al tener menos piezas móviles, sufren menos averías que los tradicionales. Pero un nuevo estudio de Warranty Solutions Group (WSG), especializado en garantías de vehículos, viene a pinchar ese globo.
Averías: empate técnico
El análisis de 800 incidencias en Reino Unido revela un resultado inesperado: los eléctricos registran una tasa de fallos del 13,2%, prácticamente igual al 13,7% de los diésel y gasolina. Lejos de ser casi indestructibles, los eléctricos muestran un comportamiento muy parecido al de los motores de combustión.
Reparar un eléctrico, más caro
La gran diferencia no está tanto en el número de averías como en la factura. Arreglar un coche eléctrico cuesta de media 230 euros más. La explicación está en el precio elevado de piezas clave como inversores, cargadores a bordo o compresores de climatización, que requieren tecnología compleja y sustituciones especializadas.
Ganadores y perdedores del ranking
El informe, recogido por Autocasión, dibuja un panorama desigual:
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Los más fiables: Nissan Leaf, MG ZS EV y Audi e-Tron.
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Los más problemáticos: Tesla Model S, Volkswagen e-Golf, Kia e-Niro y Jaguar I-Pace.
Las incidencias más comunes se concentran en puertos de carga, sistemas de control de presión de neumáticos y baterías auxiliares de 12V, puntos débiles poco habituales en los coches de combustión.
Un recordatorio para el futuro de la movilidad
El estudio deja claro que la movilidad eléctrica no es inmune a los problemas técnicos. Si bien elimina algunas complicaciones de los motores térmicos, introduce nuevos desafíos de diseño y fiabilidad que cada fabricante deberá resolver.
En otras palabras, el coche eléctrico no es un talismán contra las averías, sino una tecnología en evolución que todavía busca consolidar su promesa de simplicidad y durabilidad.
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