La política europea de movilidad sostenible vive un giro inesperado. La Comisión Europea ha decidido adelantar a finales de 2025 la revisión de la normativa que prohibía la venta de coches de combustión a partir de 2035, una medida que hasta ahora parecía inamovible. La presidenta Ursula von der Leyen lo confirmó tras reunirse en Bruselas con fabricantes, proveedores y sindicatos, defendiendo la necesidad de una estrategia más flexible que garantice competitividad y empleo.
Una neutralidad tecnológica en el horizonte
Von der Leyen reconoció que el contexto económico e industrial ya no es el mismo que cuando se aprobó la prohibición. Por ello, apuesta ahora por la “neutralidad tecnológica”, es decir, abrir el futuro de la movilidad a eléctricos de batería, híbridos, híbridos enchufables, hidrógeno y combustibles sintéticos (e-fuels). La idea es permitir que distintas tecnologías coexistan, reduciendo las emisiones sin frenar la inversión ni poner en riesgo empleos en Europa.
Los proveedores piden un cambio de rumbo
La CLEPA, la patronal europea de proveedores de automoción, en la que participa Sernauto, lleva tiempo reclamando una estrategia más abierta. Su presidente, Matthias Zink, advierte que centrarse únicamente en los eléctricos supone marginar tecnologías neutras en carbono en las que Europa ya lidera el mercado mundial. Además, denuncian que la industria europea afronta una desventaja de costes del 15 al 35 % frente a otros competidores internacionales, lo que podría traducirse en más de 76.000 despidos entre 2024 y 2025.
Entre las medidas solicitadas figuran congelar el factor de utilidad para los híbridos enchufables, dar más peso al hidrógeno y los combustibles renovables, y reducir los costes energéticos y burocráticos que lastran la competitividad.
Los constructores reclaman realismo
La voz de los fabricantes también se ha dejado oír. La ACEA, la asociación de constructores europeos, trasladó a Bruselas que los objetivos de CO₂ no son alcanzables con la situación actual. Los eléctricos apenas representan el 15,6 % de las matriculaciones de turismos y el 9 % en furgonetas, mientras que los híbridos mantienen el 35 % del mercado. Pese al lanzamiento de unos 290 nuevos modelos y grandes inversiones en electrificación, persisten problemas estructurales: falta de infraestructura de recarga, elevados costes de electricidad y escasez de incentivos a la compra.
Los fabricantes reclaman además un marco regulatorio que distinga entre turismos, furgonetas y vehículos pesados, y que se acelere la implantación de puntos de recarga y repostaje, junto a medidas que fortalezcan la cadena de suministro europea de baterías y semiconductores.
Consecuencias para talleres y posventa
Este cambio de rumbo tendrá un impacto directo en la posventa. La prolongación de los motores de combustión asegura que los talleres seguirán reparando y manteniendo vehículos tradicionales más allá de 2035, mientras se incorporan tecnologías híbridas, eléctricas e impulsadas por combustibles alternativos.
El resultado será un parque automovilístico más diverso y complejo que nunca. Los talleres deberán invertir en formación continua, actualización de equipos de diagnosis y adaptación a nuevos protocolos de seguridad. Los recambios convencionales —como filtros, lubricantes, embragues o sistemas de escape— mantendrán su mercado, pero convivirán con las necesidades específicas de eléctricos, híbridos, e-fuels o hidrógeno.




