Las averías en el sistema de climatización son una de las consultas más frecuentes en los talleres, especialmente en los meses de calor. Un aire acondicionado que no enfría, que desprende mal olor o que directamente no se activa, puede deberse a múltiples causas. Por eso, es fundamental conocer los métodos más eficaces para diagnosticar fallos en el circuito de climatización.
En esta publicación, basada en la información técnica de Reynasa Recambios, partner de ASBOC, explicamos dos enfoques clave que los profesionales de taller emplean en el diagnóstico: el análisis de síntomas y la evaluación de las presiones del circuito.
¿Antes del diagnóstico? El mantenimiento, siempre
Antes de buscar fallos, conviene asegurarse de que el sistema ha recibido un mantenimiento adecuado, lo que incluye:
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Revisión del filtro deshidratador
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Sustitución del filtro antipartículas del habitáculo
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Limpieza del evaporador y del condensador
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Comprobación y ajuste de la carga de refrigerante
Si todo esto está en orden y el sistema sigue sin funcionar, entonces es momento de pasar al diagnóstico.
Diagnóstico por síntomas: lo que dice el aire acondicionado
Existen cuatro síntomas clave que pueden orientar al técnico sobre dónde está el fallo:
1. El aire acondicionado no se activa
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Comprobar si hay suficiente refrigerante en el sistema.
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Verificar el interruptor de presión y si emite una señal válida.
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Revisar el embrague del compresor, tanto en su parte electromecánica como mecánica.
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En algunos casos, un nivel muy bajo de combustible o una temperatura exterior extremadamente baja pueden impedir el encendido del aire acondicionado.
2. Bajo rendimiento
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Primera comprobación: el estado del filtro del habitáculo. Si está colmatado, impide la correcta entrada de aire al vehículo.
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Otras posibles causas: falta de refrigerante, evaporador deteriorado, válvula de expansión bloqueada o filtro deshidratador saturado.
3. Ruidos anómalos en el sistema
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Revisar el ventilador del habitáculo y los actuadores.
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Comprobar la correa de servicios y el giro libre del compresor, asegurándose de que no genere ruido.
4. Malos olores
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Principal sospechoso: el filtro del habitáculo en mal estado.
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Alternativamente, puede tratarse de obstrucción en los desagües de la caja de aguas, lo que provoca acumulación de humedad en los conductos del ventilador.
Diagnóstico por presiones: manómetros y estación de carga
El segundo método se basa en medir las presiones del circuito con una estación de carga. Para ello, el técnico conecta las mangueras a las tomas de servicio, pone en marcha el motor a 1.000 rpm, cierra puertas y ventanas y activa el climatizador al mínimo con el ventilador al máximo.
A partir de ahí, se interpretan los valores:
Presión baja inferior a 1 bar
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Indica falta de refrigerante o obstrucción en el circuito.
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Se debe recuperar el refrigerante, medir la cantidad extraída, generar vacío y recargar con la cantidad recomendada.
Presiones igualadas (alta y baja) en torno a 5 bares
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Posible fallo en el compresor o en el embrague electromecánico.
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Es necesario verificar ambos y, si procede, reemplazar el compresor.
Presión baja correcta (2,5-3,5 bares), pero alta insuficiente
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También sugiere un compresor dañado, que no genera la presión requerida en el lado de alta.
Alta presión superior a 26-27 bares
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Puede deberse a exceso de refrigerante, condensador obstruido o ventilador averiado.
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La solución pasa por vaciar el circuito, limpiar el condensador y verificar el estado del ventilador.
Diagnóstico eficaz, confort asegurado
El correcto funcionamiento del aire acondicionado no solo es cuestión de confort, sino también de seguridad en la conducción. Por ello, la detección temprana de fallos mediante síntomas o lectura de presiones es clave para una intervención eficaz en taller.
Contar con el conocimiento técnico adecuado y seguir procedimientos estructurados como los aquí descritos permite a los profesionales identificar el problema con precisión y garantizar que el sistema de climatización vuelva a funcionar como debe.