En España, cada vez es más común ver señales que alertan sobre el mal estado del pavimento. Una advertencia que ya no se limita a carreteras secundarias, sino que se ha extendido también a vías de alta capacidad. Y no es para menos: según el último informe de la Asociación Española de la Carretera (AEC), más de la mitad de la red viaria presenta deterioros graves o muy graves.
La consecuencia es doble: por un lado, el Estado y las autonomías acumulan una factura de 13.491 millones de euros en reparaciones. Por otro, los conductores pagan el precio en forma de averías y visitas al taller.
34.000 kilómetros en ruinas: los datos que preocupan
En solo tres años, el número de kilómetros con firme en estado crítico ha pasado de 13.000 a casi 34.000. En total, 33.966 kilómetros necesitan ser reconstruidos urgentemente, antes de un año, debido a alteraciones tanto estructurales como superficiales. A ellos se suman otros 20.407 kilómetros con daños graves que deberán ser rehabilitados en un máximo de cuatro años.
En conjunto, el 54% de la red viaria española —más de 54.000 kilómetros— está en estado deficiente, la peor situación desde los años 80.
El bache como detonante de averías
El impacto de una carretera en mal estado no es solo visual o económico para las administraciones. Cada bache puede convertirse en una avería costosa para el conductor:
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Llantas y neumáticos: cortes, pinchazos, abolladuras y desgaste irregular.
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Suspensión: amortiguadores dañados, muelles rotos y pérdida de alineación.
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Dirección: desviaciones, vibraciones o fallos en rótulas.
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Bajos y chasis: golpes en el cárter (con posibles fugas de aceite), daños en el escape o incluso desalineación del bastidor.
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Frenos: desgaste desigual de pastillas y pérdida de eficacia si las líneas o sensores resultan dañados.
El resultado es claro: más entradas al taller y un mayor coste de mantenimiento para los conductores.
Aragón, Castilla-La Mancha y Galicia: el podio del deterioro
Al observar la red por comunidades, el informe de la AEC revela diferencias notables:
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Aragón encabeza el ranking negativo, con un 68% de su red en estado grave o muy grave, 16 puntos por encima de la media nacional (52%).
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Castilla-La Mancha y Galicia, con un 59% de su red deteriorada, comparten el segundo lugar.
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En el extremo opuesto, la Comunidad Valenciana presenta el menor porcentaje de carreteras en mal estado.
Solo Aragón alcanza el nivel crítico según la categorización de urgencia del estudio. También destacan negativamente La Rioja, Castilla y León y Galicia, con más de un tercio de su red en condiciones muy graves.
Una auditoría con inteligencia artificial
Este último informe marca un hito: por primera vez, la AEC ha empleado tecnología de captación dinámica de imágenes con procesamiento por Inteligencia Artificial, lo que ha permitido detectar con alta resolución los deterioros en una muestra de 4.000 kilómetros, diez veces más que en auditorías visuales anteriores.
El trabajo de campo se realizó en verano de 2024 y ha servido para poner sobre la mesa una realidad que se deteriora al ritmo del 8% anual, con un coste que no para de aumentar.
¿Quién paga la reparación de esta red?
El informe de la AEC también detalla el reparto de la inversión necesaria:
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Carreteras del Estado: 4.721 millones de euros para una red de 26.000 km.
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Red autonómica y foral: 8.770 millones de euros para 75.300 km de vías.
En total, se necesitan 13.491 millones de euros para devolver la red a condiciones aceptables, una cifra que ha crecido en 4.038 millones desde 2022.
Talleres: entre la preocupación y la oportunidad
Aunque este deterioro plantea un serio problema de seguridad vial y un sobrecoste para los usuarios, los talleres mecánicos están notando el efecto rebote. Las averías provocadas por los baches —aunque indeseadas— se han convertido en una fuente adicional de trabajo, especialmente en zonas donde el pavimento está más dañado.
Para los profesionales del mantenimiento y la reparación, esta situación representa una mezcla de oportunidad y desafío: mayor carga de trabajo, pero también vehículos más dañados que exigen diagnósticos precisos y reparaciones complejas.